el Monasterio de Santa Catalina

Las iglesias de la ciudad dan para mucho pero sin duda una visita obligada es la del Monasterio de Santa Catalina, que es una ciudadela dentro de la ciudad. Es una belleza. Nosotros tardamos tres horas en recorrerlo y no nos aburrimos. Se fundó en 1579 y en principio solo podían ingresar mujeres de origen español que debían entregar un dote de mil pesos de plata para poder ser monjas de clausura en este monasterio. Vamos, que tenían que ser de buena familia para poderse permitir el ingreso al convento.

Tan solo tres años después de ser construido, el monasterio quedó parcialmente destruido por los continuos terremotos que afectaron a Arequipa. Como resultado, se comenzó a edificar la ciudadela, ya que los familiares de las religiosas hicieron edificar celdas privadas para éstas, ya que los dormitorios comunes habían quedado destruidos.

Todas las calles de la ciudadela tienen nombres de ciudades españolas y en la actualidad tan solo viven unas pocas monjas que, por supuesto, no se dejan ver por los turistas. Lo mejor del lugar es el colorido de las calles, paredes rojas, violetas, azules, que resultan inauditas para ser un convento de clausura; dicen que el estilo arquitectónico es el resultado de una mezcla entre la influencia de la colonia y elementos propios de los indígenas.

¡¡¡¡Ssshhhhhh!!! Silencio, sin hacer ruido...

Ya estamos a 4 puntos!!!! Sin saber cómo los colores azulgrana aparecieron en el rostro de Tamara al entrar al monasterio... será algo divino o una premonición???