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lunes, 27 de febrero de 2012

Salta, la linda

Salta la Linda, la llaman así precisamente porque salta en Cacan significa linda. Nos habían dicho por activa y por pasiva que en Salta nos moriríamos de calor, que Mendoza no era nada comparado con el clima abrasador del norte de Argentina, seco y con temperaturas asfixiantes. Así que nos habíamos mentalizado para sudar la gota gorda y ver paisajes desérticos. Cuando llegamos a la ciudad y vimos que estaba llena de parques y zonas verdes no nos lo podíamos creer. Lo cierto es que el clima es muy agradable, calor durante el día y fresquito por la mañana y la noche. Además, justo ahora estamos en la temporada de lluvias en el noroeste del país, otro dato que desconocíamos y que también nos ha dado una visión diferente de la región de la que esperábamos.


Quizás el mayor atractivo turístico de Salta sea el famoso “Tren a las Nubes”, que realiza un recorrido de 219 km por la Quebrada del Toro y trepa por el Altiplano hasta llegar a su punto máximo en Abra Chorrillos, a 4.475 m de altitud. Son 13 horas de recorrido rozando las nubes. Debe de ser precioso pero nuestro presupuesto no nos permitía gastarnos 750 AR$ para esto, y además nos habían comentado que quizás es algo que gusta más a la gente mayor.

Salta ciudad es linda, con su arquitectura colonial bien cuidada, con zonas bonitas como la Plaza 9 de Julio y la Catedral Neoclásica,  la Iglesia y Convento San Francisco, o el Cerro San Bernardo con su teleférico. Sin embargo, no da para mucho, con medio día largo tienes de sobra. Nosotros contamos con un guía particular, Miguel Ángel, que nos hospedó en su casa nuestra primera noche en Salta y que nos llevó a visitar un lugar llamado San Lorenzo, que está a menos de media hora en colectivo desde la ciudad y que es el lugar perfecto para escaparte a hacer un picnic a la orilla del río.


Lo que vale de verdad la pena es la provincia de Salta. Hay mil y una excursiones para hacer pero, como ya sabéis, no somos ricos así que nos quedamos con tres tours, de un día cada uno, que nos llamaban especialmente la atención.

Nuestro primer destino fue Cachi. Partimos a las 7:30 am en una van, con otras 14 personas más y nuestro guía François.  Cachi está a 170 km al suroeste de Salta y se sitúa a casi 3.000 m sobre el nivel del mar. El camino hasta allí transcurre por la espectacular Quebrada de Escoipe y culmina con la Cuesta del Obispo, una carretera de montaña que ofrece unas vistas geniales de la Sierra del Obispo. 



La primera lección que aprendimos con François fue cómo vencer el mal de altura. En el norte de Argentina tienen un remedio casero para ello, importado de sus vecinos bolivianos, la hoja de coca. No os penséis que es una droga, porque la hoja por sí misma no puede causarte ningún efecto tóxico. Es como la uva y el vino, por muchas uvas que comas no te puedes emborrachar. Pensad que se necesitan 1 kg de hoja de coca para producir 1 gr de cocaína. Es más, la hoja no solo ayuda a vencer la altitud, sino que también es un buen digestivo, por lo que hacen muchas infusiones con ella. Simplemente tienes que justar varias hojas de coca (con 5 o 6 es suficiente) y doblarlas creando un paquetito que después te metes en un lado de la boca. No hay que masticarla ni chuparla, simplemente dejar que al salivar vaya soltando el gusto. Al principio resulta desagradable, pero después te acostumbras y ya no te sientes mareado ni tan cansado. Así que en esta zona del país todo el mundo coquea, es más, muchas personas tienen la cara un poco deformada del bulto de las hojas en la boca.



El punto más interesante de la ruta a Cachi es el Parque Nacional los Cardones. Los cardones son cactus y éste parque es el segundo mayor del mundo (después de otro en EE.UU.), aparte de que son los dos únicos parques de cactus que existen. No sé si tuvimos mucha suerte o muy mala suerte. Llovía y, al parecer, sólo llueve allí 2 o 3 veces al año. Es genial, kilómetros y kilómetros de cardones y tierra árida, parecía que estuviéramos en una peli del oeste.





De Cachi solo pudimos disfrutar durante media hora. La razón, la lluvia. Las carreteras que siguen esta ruta son de risa y cuando llueve, el río crece de repente y se desborda y las carreteras quedan inundadas. Obvio, no es asfalto, por lo que si nos quedábamos más tiempo en Cachi corríamos el riesgo de quedarnos tirados en mitad de ruta y no poder volver a Salta a dormir. El problema no era el clima en Cachi, que estaba soleado, sino en la Quebrada, que llovía a mares. Cachi es un pueblecito bonito, con la Iglesia San José, que por fuera parece la típica iglesia mexicana y, por dentro, cuenta con la peculiaridad de su altar, construido con madera de cardón (cactus).






Ahora nos tocaba descansar que aún nos quedaban dos días de intensos tours.

viernes, 24 de febrero de 2012

Mendoza, tierra de vinos + Gonzalo's Family


De vuelta en Mendoza, en casa de Patricia, la madre de Gonzalo. Tan solo nos hemos quedado tres días en esta ciudad, cuatro si contamos el que pasamos antes de irnos a Chile.

Mención especial a la familia Zamorano-Rodríguez y a su líder Gonzalo. Es raro tener que conocer a este tipo de personas a más de 10.000 km de tu casa cuando has estado conviviendo con ellos durante más de un año. Nos han abierto las puertas de su casa como si fuéramos un hermano más, nos han cocinado asado de maravilla (lo morfamos todo), nos han llevado de paseo, hemos tenido charlas buenísimas y hemos tomado mucho mucho fernet, les vaciamos las botellas!!




Gonzalo e Ingrid nos vemos por Argentina, Barcelona o Dubai!!! Un abrazo.

De la ciudad nos sorprendió ver que no tenía casi ningún edificio con más de tres plantas de altura, ya que sufrió muchos terremotos y supondría un alto riesgo de derrumbe. Otra cosa es que el sistema de riego de la ciudad funciona con acequias, una especia de alcantarillado abierto que viene de las montañas y que transcurre por todas las calles para regar árboles y zonas de césped. O sea, que siempre para llegar a la acera desde la carretera tienes que dar un salto o pasar por una especie de puentes.

Aprovecharemos la foto siguiente para hacer un alto en el camino y explicar un poco de historia  de Argentina y en especial de San Martín. 




El nombre de Argentina viene del mineral que se encontró en las montañas de la zona, “l’argent” en catalá o plata en castellano, de allí que le sigan llamando “la plata” al dinero o que existan lugares como Mar del Plata.

Si vais a Argentina lo primero de lo que os daréis cuenta es que toda la imaginación que tienen a la hora de crear publicidad no la sacaron de la formar de crear sus ciudades y sus calles. Puedes cambiar mil veces de ciudad pero los nombres siempre serán los mismos. Tienen la plaza principal, siempre llamada Independencia o 9 de Julio y una avenida, calle o plazuela llamada San Martín o Libertador. Éste personaje histórico llamado José de San Martin o Libertador es el que se dedicó a echar a los españoles de varios países de América del Sur. Hay varias versiones de la realidad, nos han dicho que el pavo era un fenómeno y que se dedicó a luchar en todas las batallas. La otra versión es que el tío era un listo pero cobarde y mandaba a sus generales a que se las arreglaran y que la única batalla en la que estuvo fue la nombrada batalla más corta de la historia y que encima se cayó del caballo y fue un tal Cabrales quién le salvo la vida, hay una canción del suceso muy típica en Argentina.

La razón por la que se le da más importancia a San Martín que a otros muchos combatientes por la independencia del país, es porque él era militar y cuando pusieron nombres a las calles existía una dictadura militar y les era mucho más conveniente nombrar santo a un militar que no a un abogado, como era el caso de Belgrano que luchó en varias batallas, al frente de todas y que además fue el creador de la actual bandera.

Otra cosa muy interesante, y última, para no llenaros demasiado la cabeza es que en la mayoría de ciudades las calles cambian de nombre a partir de cierto punto, sin ningún motivo la ficticia calle asado pasa a llamarse calle buenísimo, seguiremos investigando para dejar claro este agujero negro que tenemos.



El encanto de Mendoza reside en que concentra el 80% de los viñedos de Argentina, tierra árida, clima seco, soleado y terriblemente caluroso con una media de 35º a la sombra. Los vinos son el punto fuerte y mayor atractivo turístico de la ciudad. Nosotros escogimos hacer una de las rutas más famosas, la de Maipú en bicicleta. Es simple, tomas un “colectivo” (autobús urbano) que te lleva hasta Maipú (a las afueras de la ciudad) por tan solo 1,80AR$, donde se concentran algunas de las principales bodegas de Mendoza. Una vez allí, alquilas una bici en alguna de las agencias que se encuentran en la calle principal y ¡en marcha! Por 35 AR$ tienes una bici durante todo el día. En la misma agencia te proporcionan un mapa con la ruta y todas las bodegas que puedes visitar, algunas de ellas gratuitas y otras no.








Visitamos un total de cinco bodegas, desde las 11:30 hasta las 18:30: La Rural, López, Trapiche, Familia Di Tommaso y, por último, Vistandes. En todas ellas nos hicieron un tour guiado, de media unos 40 minutos de explicación, y una degustación final de algunos de sus vinos. Probamos vinos de todas las variedades de uva que utilizan en Mendoza: Malbec, Marlet, Cabernet Sauvignon, Bonarda, Pinot Noir, Torrontés, Syrah, algunos muy buenos y otros flojillos tirando a malos. Lo bueno es que aprendimos muchas cosas, desde cómo se elaboraban los vinos en la antigüedad, las variedades de plantación de los viñedos y sus formas de riego, el proceso actual desde la cosecha al embotellado, y hasta los trucos básicos para degustar un vino. Ahora sabemos que los vinos ganan en intensidad y sabor dependiendo del tiempo de maceración y de la calidad de la barrica donde ésta se produce. Los toneles de mayor calidad, y también los más utilizados, son los de roble francés. Se ve que también utilizan muchos de roble estadounidense, pero el tipo de uva también influye en la decisión de macerarlos en una variedad de cuba u otra puesto que los aromas y sabores que proporcionan las maderas son muy diferentes.



Un pequeño truco es que el vino blanco no se hace con uva verde y el tinto con uva negra, sino que depende del tiempo que la piel de la uva esté macerando con el jugo de la uva, digamos que es la piel la que lleva el colorante.

El broche final de Mendoza lo pusimos el sábado por la noche, cuando la hermana Fabiana y su novio Cristian nos llevaron de fiesta a un boliche (discoteca) Noche de cumbia para despedir la tierra de los vinos. Quedamos alucinados de lo arregladas y guapas que son ellas en comparación con los machos argentinos, jeje!!!

sábado, 18 de febrero de 2012

Chile, ¡que rica palta!



Os puede parecer curioso un cambio de país tan repentino; pero lo teníamos señalado en el calendario. Nosotros teníamos que llegar a Mendoza a principios de febrero porque allí nos esperaría un argentino-catalán, lo podemos llamar el otro Messi, con su novia Ingrid y toda su familia. Este mendozino es un ex compañero de trabajo que está pasando sus vacaciones en su tierra y nos abrió las puertas de su casa.

La cuestión es que con Ingrid y Gonzalo, su hermano Rodrigo, su mujer Ale y la pequeña Nicole nos dirigimos a cruzar la frontera chilena para pasar unos días en el país vecino.


El viaje fue tranquilo, además los siete pasamos la primera noche a medio camino en un pueblecito llamado Las Vegas, donde no había nada que hacer, así que Gonzalo y Jordi pasaron buena parte de la noche haciendo chorradas con la cámara de fotos.




Al día siguiente, después de poco más de una hora, llegamos al Puente Inca y pocos kilómetros más adelante al enorme Aconcagua que con casi 7.000 metros de altura es la montaña más alta de Sudamérica. Después de más de dos horas en la aduana revisando todos los papeles, cruzamos la frontera. El primer impacto son los peajes que hay, así que nos pareció que estuviéramos en una de tantas autopistas que hay por Europa. A pesar del buen estado de las carreteras, una de las ruedas quedó destrozada lo que hizo que perdiéramos la mitad del día siguiente buscando dónde cambiarla.

Puente Inca

Lo que se ve con nieve es el Aconcagua con sus 7000 m de altitud.
Los caracoles a 3000 m. de altitud.
Fuimos a parar a Reñaca, un pueblo pegado a Viña de Mar que no destacaría por nada si no fuera porque es el Lloret de Chile. Éste sería nuestro punto de partida para hacer las distintas salidas a Valparaíso y Santiago.

Valparaíso es una ciudad pegada al mar con mucho encanto, sucia pero que vale mucho la pena visitar. Es todo casitas de distintos colores amontonadas una encima de la otra en la ladera de un monte, lo que hace que tenga este aspecto tan mágico. La ciudad se ve antigua, ha sufrido terremotos y hay muchos edificios y almacenes aún derrumbados. Otra cosa que hace especial ésta ciudad es que tiene 15 elevadores de los cuales solo funcionaban 6 que sirven para transportar a los habitantes y turistas de las zonas a nivel de mar hasta arriba de las cuestas. Aunque no pudimos disfrutar de su noche, nos pareció una ciudad que cuando oscurece debe tener lugares preciosos por los que perderte y disfrutar en sus estrechas calles tomando una cervecita. Totalmente recomendable.





 








Elevador Turri




El otro día de turismo en Chile lo destinamos a conocer su capital, Santiago. Como toda gran ciudad tiene su ajetreo; pero turísticamente no tiene mucho que destacar. No necesitas dedicar más de un día a Santiago y puedes hacer el recorrido entero a pie ya que, a pesar de ser una ciudad de 5 millones de habitantes, todos los puntos importantes se concentran en un perímetro perfectamente apto para recorrer caminando.







Casa de Pablo Neruda
Los otros dos días en Chile los pasamos tomando el sol en la playa para recuperar el colorcillo que habíamos perdido en estos últimos dos meses por la Patagonia.