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miércoles, 15 de febrero de 2012

Bariloche, tierra de lagos


Para llegar a nuestro nuevo destino necesitamos dos días de carretera y qué mejor que por la mítica Ruta 40. Es la más larga del país, atravesándolo de sur a norte y paralela a Los Andes. Como la legendaria Ruta 66 de EE.UU., la Ruta 40 es un emblema de Argentina.



¿Dónde está el baño???




Por qué negarlo, el viaje es duro pero nos vino de lujo estar rotos de nuestras andanzas en las montañas para poder dormir horas y horas. Lo que en principio parece gracioso: circular por un camino de “ripio” (tierra) sin ver nada alrededor salvo vegetación seca y montañas, al cabo de unas horas agota. Y cuando decimos que no hay nada es verídico y textual: durante más de 6 horas no es posible encontrar ningún rastro de población humana por lo que el conductor te dice que si necesitas hacer pipí pidas que pare el bus en mitad de la “carretera”. Fue gracioso ver como decenas de personas buscábamos escondernos del resto para hacer nuestras necesidades.

Después de la aventura por carretera, llegamos a Bariloche donde, después de mucho tiempo, nos esperaba una nueva experiencia con couchsurfing, un francés instalado en Argentina, Philip.

Todo el encanto de Bariloche se concentra en sus alrededores, la ciudad en sí no tiene nada de especial, salvo que está tremendamente solicitada ya que vive durante todo el año del turismo: en verano de sus lagos y en invierno del ski. Lo malo es que ahora está atravesando su peor momento. El volcán Puyehue, situado en la cordillera de Los Andes, entró en erupción el 4 de junio de 2011 y aún no se sabe cuándo va a dejar de mandar ceniza. Se estima que cien millones de toneladas de cenizas, arena y piedra pómez fueron expulsadas, el problema es que en la zona el viento siempre suele venir del mismo punto y hace que las zonas más afectadas sean las argentinas. Imaginaos los problemas que ha tenido esta zona con el Turismo, Ganadería y Agricultura por culpa del volcán y sus cenizas. La ceniza está compuesta por silicio, aluminio, potasio, calcio, hierro, titanio, magnesio, sodio y, en una pequeña cantidad, cloro, así que seguro que eso tendrá repercusión en la salud de la población.

Millones de piedra pómez flotando en el lago
Nosotros tuvimos suerte porque el día que escogimos para subir al Cerro Campanario y recorrer el Circuito Chico fue espectacular, ya que el viento soplaba en otra dirección y las cenizas no llegaban a la ciudad. Fue agotador pero merece la pena. Empezamos subiendo al Cerro Campanario, el único que ofrece una vista de 360º y que se encuentra a 1.049 mts. sobre el nivel del mar. Se puede subir en telesilla y vale 50 pesos, pero nuestra política de ahorro nos obligó a subirlo a pie, lo que también es muy sano y gratificante.

en la cima





Una vez abajo, alquilamos unas mountain-bikes para recorrer el Circuito Chico, 27 km alrededor del Lago Moreno, con sus subidas y bajadas. Nadie nos avisó de que fuera tan duro, sobre todo teniendo en cuenta que llevábamos años sin coger una bicicleta. Nos encantó a pesar de las cuatro horas de sufrimiento. La recompensa final fue una parada en la cervecería Berlina, donde probamos cuatro variedades de cerveza artesanal muy rica.


Tamara y su sandwich de queso


que mejor sitio para una siesta??

Nuestra idea era ir a Bariloche para poder hacer el famoso camino de los 7 lagos, que atraviesa por Villa la Angostura y llega a San Martín de los Andes. Al final lo descartamos, y acertamos porque el día que queríamos hacerlo caían cenizas como agua en un día de lluvia. Solo tomamos un bus hasta Villa la Angostura donde pasamos cuatro horas, de las cuales tres con un tiempo terrible. Las cenizas estaban apiladas formando montones por las carreteras y los lagos cubiertos por una capa de piedra volcánica, la famosa piedra pómez que utilizamos para las durezas de los pies. Villa la Angostura es muy lindo, sobre todo la parte de los puertos, Bahía Mansa y Bahía Brava.






Debe ser duro vivir en una ciudad en la que día sí y día también la ceniza lo cubre todo. Es verdad que las zonas turísticas las mantienen limpias, pero la sientes simplemente paseando por las calles porque se te mete en la boca y es muy desagradable.

Deseamos que este maravilloso entorno vuelva a la normalidad lo antes posible.

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