domingo, 29 de abril de 2012

un poco de gastronomía peruana: cuy vivo, cuy chactado

5 comentarios


Después del último post tan denso y culturizador, qué mejor que otro capítulo que ahora nos alimente el cuerpo y no la mente.

La gastronomía peruana es variada y rica. Destacan por encima de todo platos como el ceviche, la causa, el rocoto relleno, una salsa que nos vuelve locos, “la huancaína”, y, sobre todo, el cuy.

Este último es una especie de cobaya, un hámster enorme que crían en las casas para comerlo en fechas especiales. Es el conejo peruano.

cuy vivo
Nosotros lo probamos chactado y ésta es su presentación.

cuy muerto
Lo probamos una vez y no más, tiene poca carne y no es nada sabrosa. Es bonito para la foto.

El ceviche o cebiche, es un plato de pescado crudo aliñado con mucho limón, sal, cebolla y el indispensable ají, que lo convierte, si no tienes cuidado, en un plato muy picante. Aunque se puede comer en todo Perú, lo recomendable es comerlo a partir de Lima, y sobre todo en las zonas de playa del norte, donde estamos ahora.


La causa es un pastel de papas (patata) relleno de lo que sea, en esto caso fue relleno de pulpa de cangrejo pero hay de pollo, marisco, pescado, palta (aguacate)… muy rico y acompañado de salsas de ají. El ají para ellos es lo que para nosotros el pimiento, pero ellos tienen infinidad de formas, tamaños y sobre todo, picantes.


Otra cosa que nunca falta en la dieta peruana es la Inca Kola, un refresco de color radioactivo que tiene sabor a chicle. En teoría tiene gusto a hierba luisa y/o manzanilla. A ellos les encanta, es tanta su devoción por esta bebida que fue el único país del mundo en el que la Coca-Cola no se pudo imponer como líder de vendas y no le quedó otro remedio que comprar la marca peruana.


También tienen una variedad infinita de frutas que, cuando tenemos la ocasión, no desperdiciamos la oportunidad de probarlas. Impresionantes los zumos de maracuyá, mango, la lúcuma y sus aguacates que no se vuelven negros a los 5 segundos de abrirlos.

maracuyá sour
Otro alimento básico en su dieta es el maíz, o chicha como ellos lo llaman. Acompaña todos o casi todos sus platos y tienen distintos tipos, para freír, cocer o incluso para hacerla bebida como la chicha morada y la chicha de jora, que tiene alcohol porque se fermenta y es la llamada cerveza inca.

chicha morada
Seguiremos degustando sus platos, sobre todo Tamara, que a partir de ahora no dejará de comer pescado y mariscos.

jueves, 26 de abril de 2012

Machu Picchu

3 comentarios


El cuarto y último día del Inka Jungle nos levantamos temprano, más bien de madrugada, a las 4 am concretamente. Era el gran día, nos esperaba la ciudadela perdida de los Inkas, el Machu Picchu.

Llegar hasta allí requiere un esfuerzo, a no ser que optes por coger uno de los buses que por el “módico” precio de 10 US$ te ahorran el trayecto a pie desde Aguas Calientes hasta el Machu Picchu. Si prefieres sudar para subir, tienes que salir del pueblo a eso de las 4:30 am y hacer un trayecto de unos 30 min para llegar al puente que abren a las 5 am y que es el comienzo de la subida hasta la ciudad Inka. Nada, unas 1.400 escaleras más tarde llegas a la meta, empapados de sudor pero felices.


a esas horas de la mañana se hace duro el trayecto...

una vez arriba
Teníamos una visita guiada incluida con el tour pero a nuestro guía se le pegaron las sábanas y apareció a las 7 am, o sea que estuvimos una hora contemplando la puerta de entrada y muriéndonos de ganas de por fin ver una de las nuevas maravillas del mundo. Eso sí, nada más atravesar el control de entrada nos quedó clarísimo que la espera y el esfuerzo había valido la pena. El Machu Picchu no es solo como se ve en las fotos, es mucho mejor, es tan grandioso que te quita el aliento. Ya va siendo habitual en los últimos meses la sensación que nos recorre por el cuerpo cuando visitamos una maravilla del mundo, los minutos antes de contemplarla te entran las dudas de si valdrá realmente la pena o sí será tan maravilloso como dice todo el mundo; en este caso no defrauda.

a la mañana todo es niebla
La visita guiada dejó bastante que desear, duró dos horas pero no nos contó nada que no hubiéramos escuchado o leído anteriormente; el guía además de llegar tarde parecía tener ganas de acabar pronto. Lo mejor será que os contemos un poquito de historia para que os situéis y podáis entender mejor lo que es el Machu Picchu.

La civilización Inka no fue muy longeva en el tiempo, apenas duró unos 400 años, del 1.200 d.c. al 1.532 d.c, sin embargo dejaron una huella muy fuerte en los territorios que habitaron. Hay dos leyendas que explican la creación del Imperio Inka. La primera y más popular es la de Manco Cápac y Mama Ocllo. Dicen que Inti, el dios Sol, decidió enviar a sus hijos a las tierras del Lago Titicaca para civilizar a los habitantes que vivían como salvajes. Inti les dijo que debían formar una capital del Imperio del Sol y para ello les entregó un bastón  de oro; debían caminar hacia el norte e ir clavando el bastón por las tierras que atravesaran. Allí donde el bastón se hundiera en la tierra sin esfuerzo sería donde fundarían la capital. Esto ocurrió en Cusco, en lo que hoy es su Plaza de Armas, pasando a ser el “ombligo” (Cusco en lengua Quechua) del mundo, la capital del Imperio del Sol. Manco Cápac y Mama Ocllo, hermanos y a la vez marido y mujer (un poco raritos estos Inkas), se convirtieron en los primeros Inkas y fundadores del Imperio Inka.

eran unos auténticos malabaristas con las piedras

La segunda leyenda tiene los mismos protagonistas, aunque esta versión se conoce como la de los hermanos Ayar. Después de un gran diluvio en la montaña Pacaritambo aparecieron cuatro hombres y cuatro mujeres, hermanas y esposas de ellos. Obvio que una de estas extrañas parejas era la constituida por Manco Cápac y Mama Ocllo. Estos jóvenes decidieron dirigirse hacia el sudeste en busca de tierras más fértiles y prósperas. Pero durante el camino todos los hermanos fueron muriendo en extrañas circunstancias salvo Manco Cápac, que llegó hasta Cusco junto con las cuatro mujeres. Una vez allí, clavó su bastón de oro y comprobó que se hundía con facilidad pero no era fácil de sacar, por lo que fundó la capital del Imperio del Sol.




Ni los mismos peruanos, ni tan siquiera los libros ni por Internet se ponen de acuerdo en el número total de Inkas que existieron. Para algunos fueron 12 y de aquí la cifra varía hasta los 16. Lo primero que hay que entender es que “Inka” significa “rey” en Quechua, así que lo que contabilizan es el número total de reyes que existieron durante el Imperio. Los Inkas eran considerados hijos del Sol, por lo que eran como dioses y, como tal, eran objeto de culto y adoración. En lo que todos están de acuerdo es que Manco Cápac fue el primer Inka y que el noveno Inka, Pachacútec, representa el periodo de máxima expansión del Imperio Inka; por ello muchas veces aparece la fecha de 1.438 d.c. haciendo referencia al Imperio del Sol, porque en este año comenzó la conquista de nuevos territorios que acabaría por hacer tan grande a la cultura Inka.




La ciudadela del Machu Picchu, en Quechua "montaña vieja", fue construida en más o menos 70 años. Como todo lo que hace referencia a los Inkas, tiene un origen difuso. Y es que al no tener una escritura no se sabe mucho de esta cultura. Muchos dicen que era un lugar de retiro para las clases más altas, otros el lugar dónde se reclutaban y entrenaban a las jóvenes vírgenes. Y por último, una ciudad normal muy organizada, dónde había cabida para el pueblo, que se ocupaba de trabajar la agricultura, los chamanes y sabios por los templos, y la nobleza.




Lo realmente bonito que tiene esta cultura es el misticismo que la rodea. Y es que seguramente nunca se sabrá de ciencia cierta nada de lo que hacían ni los motivos que tenían.

Hay un montón de leyendas sobre el lugar, las dos que más nos sobrecogieron fue la dice que la ciudad vista desde el Huayna Picchu tiene forma de ave. Se supone que al girar esta foto se ve el ave, nosotros seguimos sin verla.


Y por supuesto el perfil del Inka que aparece en las fotos si giras la típica toma que hay de la ciudadela con el Huayna de fondo. Clarísima.
foto normal
el perfil inca, nariz grande
Las investigaciones indican que el Machu Picchu quedó deshabitado a partir de 1540, cuando llegaron los españoles y los Inkas fueron a refugiarse a Vilcabamba, que fue el último refugio y última sede de resistencia antes de la desaparición del Imperio. Así, la ciudadela del Machu Picchu cayó en el olvido, la Colonia nunca llegó hasta allí y no fue hasta el 1911 que el historiador norteamericano Hiram Bingham, al frente de una expedición de la Universidad de Yale, descubrió la ciudad perdida de los Inkas. Ahora, se celebra el 100 aniversario del descubrimiento del Machu Picchu y los peruanos siguen esperando que EE.UU. les devuelva todo lo que Bingham extrajo de la ciudadela y se llevó a Yale para estudiarlo prometiendo devolvérselo en 18 meses. En realidad, el auténtico descubridor fue Melchor Arteaga quién habló de la maravillosa fortaleza a Hiram Bingham.

Nos vamos a permitir un consejo, para aquellos que se animen a visitar el Machu Picchu sí o sí tienen que subir al Huayna Picchu, que es la famosa montaña que se ve en la estampa típica de la ciudad perdida. Son un montón de escaleras resbaladizas y estrechas hasta llegar a la cumbre pero es mucho más fácil de subir de lo que nos esperábamos y la recompensa no tiene precio. La entrada combinada de Machu Picchu y Huayna Picchu cuesta 152 soles, a no ser que seas estudiante universitario y tengas la tarjeta Issic, con lo que te ahorras la mitad.




Otro consejo es que cuando compras la entrada para el Huayna (con antelación porque solo pueden subir 400 personas al día) puedes escoger entre dos horarios, de 7 a 8 am o de 10 a 11 am; mejor el segundo turno porque te aseguras que el día ya habrá despejado y la niebla no te tape las vistas.

del río al las puertas del templo, lo que tuvimos que subir...


Otra cosa, no vale la pena caminar hasta el Puente del Inka. El guía nos lo vendió como un “must” del Machu Picchu porque ahora lo podíamos hacer gratis ya que el gobierno aún no ha comenzado a cobrar una entrada aparte para llegar hasta allí. Es una mierda pinchada en un palo, de verdad, dos tablones de madera que se supone que son especiales porque los pusieron los Inkas pero a lo mejor son los tablones que utilizaron para remodelar el Ayuntamiento de Cusco.


A las 3 pm decidimos salir de la fortaleza del Machu Picchu y emprender el regreso a Aguas Calientes. Aún nos quedaban 1.400 escaleras, esta vez de bajada y una lluvia que nos acompañó todo el camino. Tras unas pizzas y cervezas con nuestros compañeros nos tocó ir a buscar el Perurail a las 6:45 pm y de vuelta a Cusco.






lunes, 23 de abril de 2012

Camino al Machu Picchu, Inka Jungle Trek

6 comentarios

En Arequipa nos quedamos un poco más de lo esperado y también bastante más del tiempo suficiente para ver la ciudad. Un total de dos semanas, aunque todo tiene una explicación; encontramos trabajo en uno de los hostels más populares, el Wild Rover. El trato era quedarnos 15 días trabajando en el bar a cambio de alojamiento y comida, aunque al final marchamos al cabo de una semana. Al mismo tiempo, conseguimos un trabajo para tres días en un pub, esta vez cobrando. No nos hicimos de oro pero recuperamos el dinero invertido en el Cañón del Colca y gracias a las propinas (sobre todo las de Jordi que ha descubierto que se equivocó de profesión…) aún pudimos pagarnos también el billete hasta nuestro próximo destino.


Es de imaginar cuál sería nuestra siguiente parada ¿no?; por supuesto, Cusco, la meca de todos los mochileros por Sudámerica, la puerta al Machu Picchu. De Cusco os hablaremos en próximos post porque la verdad es que llegamos el pasado lunes por la mañana y lo dedicamos en exclusiva a buscar agencias para ir al Machu Picchu. Hay varias opciones para llegar hasta allí. La cómoda y aburrida es pagar el famoso y carísimo Perurail, el tren que va hasta Aguas Calientes, que es, digamos, el pueblo del Machu Picchu. Pero nosotros queríamos hacer un trekking. De entrada no podíamos optar al popular Inka Trail, un trekking de 5 días que sigue al 80% el camino Inka original, pero que tienes que reservar con unos 5 meses de antelación porque el gobierno controla el número de personas que pasan por él al día y que cuesta la friolera de 500 US$. Así que nos decidimos por la alternativa económica y que tiene su puntillo de aventura, el Inka Jungle Trail, 4 días hasta llegar al Machu Picchu por 175 US$, todo incluido.


Salimos el martes a las 9 am y fuimos en van hasta el nevado Abra Málaga con una altitud de 4.350 msnm, allí nos subimos a las mountain bikes y comenzamos un descenso por carretera de 45 km. Fue muy divertido porque pasamos por diferentes climas, con frío, lluvia y sol y lo mejor es que por el camino te ibas encontrando riachuelos que atravesaban la carretera y te empapabas al atravesarlos. A unos 20 minutos del pueblo de Santa María, a 1.430 msnm, nos recogió de nuevo la van y nos llevó hasta esta población, que sería donde pasaríamos nuestra primera noche. La curiosidad de este pueblo es que en 1996 sufrió el fenómeno de “el niño” y dejó parte del pueblo destruido. Nuestro grupo era de 12 y muy internacional, de nuevo nos tocó practicar el inglés; eran cuatro australianos, dos holandesas, un canadiense, un estadounidense, una peruana y un israelita. Todos jóvenes y, en general, tuvimos buen rollito.

destrozos de El Niño
foto de grupo al estilo Inka
El segundo día fue el más intenso. Teníamos que caminar desde Santa María hasta Santa Teresa, donde dormiríamos. Salimos a las 8 am y llegamos a nuestro destino a las 6:30 pm, pero con muchas paradas por el camino, en total el trekking era de unas 8 horas, 24 km en total. Fue genial, caminamos por la selva, subimos montañas, atravesamos ríos, sudamos, nos mojamos y nos achicharramos del calor. Por el camino, Carlitos, nuestro guía, nos fue dando información de las plantas típicas de la región. Vimos árboles de mangos, aguacates, papayas y plantaciones de café y descubrimos la pinga de mono, una especie de pimiento de enano, de no más de 1 cm de largo (de aquí el nombre), que es el ají más picante del Perú, dicen que solo con ponértelo en los labios te arden.


alimentos típicos
Tama Ocllo y Jordi Capac
ya no soy alérgica a los gatos!!!


Por el camino, en una de nuestras paradas para descansar, Jordi hizo un nuevo amigo, Jiro, un monito muy travieso que casi le destroza la camiseta.

mordiendo el brazo; ahora tengo la rabia!!!
destrozando camisetas
Lo mejor de este trekking fue que durante 1 hora y media caminamos por camino Inka original. Los caminos Inkas están construidos con piedras y atraviesan las montañas. Las vistas increíbles y es que este camino pasa por el punto más alto al que se accede durante la caminata. Paramos a reposar en un “tambo”, que eran los puntos de relevo del los chaskis, los mensajeros del Imperio Inka. Los chaskis trasportaban los mensajes en forma de quipus, un cordel con nudos que tenía un significado para los Inkas según el número de nudos, ya que los Inkas no desarrollaron la escritura. Un chaski corría una distancia de 2 km hasta llegar a otro tambo donde había otro chaski que le relevaba.


camino del Inka


Tras unas 7 horas de trekking llegamos a las aguas termales de Santa Teresa, situadas a unos 45 min andando de esta población. Un verdadero paraíso, el entorno espectacular y las piscinas con agua a unos 30º. Lo malo es que solo pudimos disfrutarlas durante unos 20 min porque comenzaba a oscurecer y aún nos quedaba un cacho hasta llegar a Santa Teresa. La verdad es que cuando salimos de las aguas termales ya era de noche y solo un par de nuestros compañeros y el guía llevaban linterna. Yo no soy muy hábil caminando en la oscuridad, así que al poco de comenzar a caminar me metí en un charco enorme de barro y acabé como un cerdillo rebozado. Pero bueno, 40 min más tarde estábamos sanos y salvos en el hospedaje y listos para disfrutar de una larga ducha.

cruzando el río...

Ya hemos pasado de la bolsa de basura en Rurrenabaque al poncho cutre..., al final del viaje a lo mejor tenemos uno de The North Face.

capitán pescanova


El tercer día del Inka Jungle es sin duda el más aburrido. El problema es que te dan la opción de hacer por la mañana una tirolina, pero claro no está incluida en el precio, son 40 US$ a añadir. Como nosotros ya habíamos hecho en El Calafate una tirolina, la más larga de Sur América, decidimos saltarnos esta actividad. El israelita y una de las holandesas también pasaron. El caso es que a nosotros nos tocaba ir caminando desde Santa Teresa hasta la hidroeléctrica, situada a medio camino entre esta población y Aguas Calientes. Este tramo es la mar de aburrido, son solo dos horas pero vas todo el rato por carretera, por lo que tienes a camiones y buses pitándote cada dos por tres. Lo peor es que llegamos a la hidroeléctrica a las 10:30 am y tuvimos que esperar allí a nuestro grupo hasta las 12 am.



Después de la comida hicimos el tramo final hasta Aguas Calientes, unas tres horas de camino que transcurre paralelo a las vías del tren. Bastante más bonito que la parte de la mañana aunque muy sencillo, todo el rato por plano. No sabéis lo emocionante que es llegar a Aguas Calientes, ya se ve la montaña que subirás al día siguiente para llegar al Machu Picchu y solo quieres que pasen las horas rápido para por fin verlo.





Aguas Calientes es un  pueblecillo con encanto pero construido únicamente para el turismo, hoteles y restaurantes de lujo y otros más normales pero igualmente con precios desorbitados. De todas formas, no pudimos recorrerlo mucho porque llovía a mares.


Lo dejamos aquí para que tengáis que leernos los que queráis saber cómo es una de las nuevas siete maravillas del mundo.