El
cuarto y último día del Inka Jungle nos levantamos temprano, más bien de
madrugada, a las 4 am concretamente. Era el gran día, nos esperaba la ciudadela
perdida de los Inkas, el Machu Picchu.
Llegar
hasta allí requiere un esfuerzo, a no ser que optes por coger uno de los buses
que por el “módico” precio de 10 US$ te ahorran el trayecto a pie desde Aguas Calientes hasta el Machu Picchu. Si prefieres sudar para
subir, tienes que salir del pueblo a eso de las 4:30 am y hacer un trayecto de
unos 30 min para llegar al puente que abren a las 5 am y que es el comienzo de
la subida hasta la ciudad Inka. Nada, unas 1.400 escaleras más tarde llegas a
la meta, empapados de sudor pero felices.
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a esas horas de la mañana se hace duro el trayecto... |
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una vez arriba |
Teníamos
una visita guiada incluida con el tour pero a nuestro guía se le pegaron las
sábanas y apareció a las 7 am, o sea que estuvimos una hora contemplando la
puerta de entrada y muriéndonos de ganas de por fin ver una de las nuevas
maravillas del mundo. Eso sí, nada más atravesar el control de entrada nos
quedó clarísimo que la espera y el esfuerzo había valido la pena. El Machu Picchu no es solo como se ve en
las fotos, es mucho mejor, es tan grandioso que te quita el aliento. Ya va
siendo habitual en los últimos meses la sensación que nos recorre por el cuerpo
cuando visitamos una maravilla del mundo, los minutos antes de contemplarla te
entran las dudas de si valdrá realmente la pena o sí será tan maravilloso como
dice todo el mundo; en este caso no defrauda.
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a la mañana todo es niebla |
La
visita guiada dejó bastante que desear, duró dos horas pero no nos contó nada
que no hubiéramos escuchado o leído anteriormente; el guía además de llegar
tarde parecía tener ganas de acabar pronto. Lo mejor será que os contemos un
poquito de historia para que os situéis y podáis entender mejor lo que es el Machu Picchu.
La
civilización Inka no fue muy longeva en el tiempo, apenas duró unos 400 años,
del 1.200 d.c. al 1.532 d.c, sin embargo dejaron una huella muy fuerte en los
territorios que habitaron. Hay dos leyendas que explican la creación del
Imperio Inka. La primera y más popular es la de Manco Cápac y Mama Ocllo. Dicen
que Inti, el dios Sol, decidió enviar a sus hijos a las tierras del Lago
Titicaca para civilizar a los habitantes que vivían como salvajes. Inti les
dijo que debían formar una capital del Imperio del Sol y para ello les entregó
un bastón de oro; debían caminar hacia el
norte e ir clavando el bastón por las tierras que atravesaran. Allí donde el
bastón se hundiera en la tierra sin esfuerzo sería donde fundarían la capital.
Esto ocurrió en Cusco, en lo que hoy es su Plaza de Armas, pasando a ser el
“ombligo” (Cusco en lengua Quechua) del mundo, la capital del Imperio del Sol.
Manco Cápac y Mama Ocllo, hermanos y a la vez marido y mujer (un poco raritos
estos Inkas), se convirtieron en los primeros Inkas y fundadores del Imperio
Inka.
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eran unos auténticos malabaristas con las piedras |
La
segunda leyenda tiene los mismos protagonistas, aunque esta versión se conoce
como la de los hermanos Ayar. Después de un gran diluvio en la montaña
Pacaritambo aparecieron cuatro hombres y cuatro mujeres, hermanas y esposas de
ellos. Obvio que una de estas extrañas parejas era la constituida por Manco
Cápac y Mama Ocllo. Estos jóvenes decidieron dirigirse hacia el sudeste en
busca de tierras más fértiles y prósperas. Pero durante el camino todos los
hermanos fueron muriendo en extrañas circunstancias salvo Manco Cápac, que
llegó hasta Cusco junto con las cuatro mujeres. Una vez allí, clavó su bastón
de oro y comprobó que se hundía con facilidad pero no era fácil de sacar, por
lo que fundó la capital del Imperio del Sol.
Ni
los mismos peruanos, ni tan siquiera los libros ni por Internet se ponen de
acuerdo en el número total de Inkas que existieron. Para algunos fueron 12 y de
aquí la cifra varía hasta los 16. Lo primero que hay que entender es que “Inka”
significa “rey” en Quechua, así que lo que contabilizan es el número total de
reyes que existieron durante el Imperio. Los Inkas eran considerados hijos del
Sol, por lo que eran como dioses y, como tal, eran objeto de culto y adoración.
En lo que todos están de acuerdo es que Manco Cápac fue el primer Inka y que el
noveno Inka, Pachacútec, representa el periodo de máxima expansión del Imperio
Inka; por ello muchas veces aparece la fecha de 1.438 d.c. haciendo referencia
al Imperio del Sol, porque en este año comenzó la conquista de nuevos
territorios que acabaría por hacer tan grande a la cultura Inka.
La
ciudadela del Machu Picchu, en Quechua "montaña vieja", fue construida en más o
menos 70 años. Como todo lo que hace referencia a los Inkas, tiene un origen difuso.
Y es que al no tener una escritura no se sabe mucho de esta cultura. Muchos
dicen que era un lugar de retiro para las clases más altas, otros el lugar
dónde se reclutaban y entrenaban a las jóvenes vírgenes. Y por último, una
ciudad normal muy organizada, dónde había cabida para el pueblo, que se ocupaba
de trabajar la agricultura, los chamanes y sabios por los templos, y la
nobleza.
Lo
realmente bonito que tiene esta cultura es el misticismo que la rodea. Y es que
seguramente nunca se sabrá de ciencia cierta nada de lo que hacían ni los
motivos que tenían.
Hay
un montón de leyendas sobre el lugar, las dos que más nos sobrecogieron fue la dice
que la ciudad vista desde el Huayna Picchu tiene forma de ave. Se supone que al
girar esta foto se ve el ave, nosotros seguimos sin verla.
Y
por supuesto el perfil del Inka que aparece en las fotos si giras la típica toma
que hay de la ciudadela con el Huayna de fondo. Clarísima.
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foto normal |
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el perfil inca, nariz grande |
Las
investigaciones indican que el Machu Picchu quedó deshabitado a partir de 1540,
cuando llegaron los españoles y los Inkas fueron a refugiarse a Vilcabamba, que
fue el último refugio y última sede de resistencia antes de la desaparición del
Imperio. Así, la ciudadela del Machu Picchu cayó en el olvido, la Colonia nunca
llegó hasta allí y no fue hasta el 1911 que el historiador norteamericano Hiram
Bingham, al frente de una expedición de la Universidad de Yale, descubrió la
ciudad perdida de los Inkas. Ahora, se celebra el 100 aniversario del
descubrimiento del Machu Picchu y los peruanos siguen esperando que EE.UU. les
devuelva todo lo que Bingham extrajo de la ciudadela y se llevó a Yale para
estudiarlo prometiendo devolvérselo en 18 meses. En realidad, el auténtico
descubridor fue Melchor Arteaga quién habló de la maravillosa fortaleza a Hiram
Bingham.
Nos
vamos a permitir un consejo, para aquellos que se animen a visitar el Machu
Picchu sí o sí tienen que subir al Huayna Picchu, que es la famosa montaña que
se ve en la estampa típica de la ciudad perdida. Son un montón de escaleras
resbaladizas y estrechas hasta llegar a la cumbre pero es mucho más fácil de
subir de lo que nos esperábamos y la recompensa no tiene precio. La entrada
combinada de Machu Picchu y Huayna Picchu cuesta 152 soles, a no ser que seas
estudiante universitario y tengas la tarjeta Issic, con lo que te ahorras la
mitad.
Otro
consejo es que cuando compras la entrada para el Huayna (con antelación porque
solo pueden subir 400 personas al día) puedes escoger entre dos horarios, de 7
a 8 am o de 10 a 11 am; mejor el segundo turno porque te aseguras que el día ya
habrá despejado y la niebla no te tape las vistas.
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del río al las puertas del templo, lo que tuvimos que subir... |
Otra
cosa, no vale la pena caminar hasta el Puente del Inka. El guía nos lo vendió
como un “must” del Machu Picchu porque ahora lo podíamos hacer gratis ya que el
gobierno aún no ha comenzado a cobrar una entrada aparte para llegar hasta
allí. Es una mierda pinchada en un palo, de verdad, dos tablones de madera que
se supone que son especiales porque los pusieron los Inkas pero a lo mejor son
los tablones que utilizaron para remodelar el Ayuntamiento de Cusco.
A
las 3 pm decidimos salir de la fortaleza del Machu Picchu y emprender el
regreso a Aguas Calientes. Aún nos quedaban 1.400 escaleras, esta vez de bajada
y una lluvia que nos acompañó todo el camino. Tras unas pizzas y cervezas con
nuestros compañeros nos tocó ir a buscar el Perurail a las 6:45 pm y de vuelta
a Cusco.