jueves, 11 de octubre de 2012

ancha es Castilla...



Inauguramos una nueva sección en el blog, “escapadas”. Nos resistimos a dejar de escribir aunque hayamos finalizado oficialmente nuestra aventura porque ¿quién nos dice que no podamos seguir viajando a otro nivel? Queremos escaparnos siempre que podamos, aunque sea a unos pocos kilómetros de casa y solo por unas horas, el caso es seguir descubriendo nuevos paisajes, caras y sabores. Y, lo más importante, queremos compartirlo con vosotros.


Segovia ha sido nuestra primera escapada desde que volvimos. ¿Por qué?, porque estábamos en Burgos y teníamos que escoger algún lugar que quedara a unos 200 km de distancia para poderlo disfrutar en un día sin prisas. Barajamos varios nombres…Salamanca, Valladolid, Santander, pero Segovia salió ganadora porque a Jordi le apetecía y yo, la burgalesa, era la única ciudad de Castilla y León que no conocía y con 28 años ya iba siendo hora.

En 1985, el casco antiguo de Segovia y su acueducto fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La verdad es que se lo merece, es una ciudad bien chiquita, te la puedes patear de cabo a rabo en pocas horas, pero concentra gran belleza monumental en esas pocas calles empedradas.


Nada más llegar te recibe el Acueducto, el símbolo de la ciudad que con sus imponentes 167 arcos de piedra granítica marca la entrada al centro histórico. Justo al cruzar el Acueducto está la oficina de información turística donde te puedes hacer con un mapa y de paso informarte un poco sobre los monumentos más importantes de Segovia. Así descubrimos que no se sabe a ciencia cierta cuándo se construyó el Acueducto pero las hipótesis apuntan a finales del siglo I o principios del s. II.; esto no impide que encabece la lista de las mejores obras de ingeniería civil romana en España.



Seguimos con nuestro recorrido…la Iglesia de San Martín, la Casa de los Picos y, cómo no, la Catedral en la Plaza Mayor. Pero si sigues caminando un poquito más llegas al segundo plato fuerte de Segovia (después del Acueducto), el Alcázar, un palacio que ha sido residencia, entre otros, de los Reyes Católicos. No sabemos si por dentro será tan bonito como por fuera porque nos quedamos en las puertas pero el entorno es genial y el paseo mereció la pena. Tuvimos la suerte de enganchar un día de sol y calor, así que nos sentamos en un banquito enfrente del palacete y… ¡sorpresa!, encontramos tiradas en el suelo dos entradas para la Catedral.





Para sacar partido al regalo volvimos a la Catedral y esta vez la visitamos por dentro. Es la última catedral gótica que se construyó en España, se inició en el 1525. La verdad es que no hicimos demasiado caso al museo porque los que nos conocéis ya sabéis que somos más de patear al aire libre que de liarnos a ver códices y armas antiguas…de todos modos, los claustros son bonitos pero no hubiéramos pagado los 3€ de entrada porque no nos parece muy lógico esto de tener que pagar para ver iglesias.



Había que reponer fuerzas y qué mejor que con un menú típico segoviano. Para comenzar judiones con almejas y de segundo…obvio, cochinillo asado, para chuparse los dedos.



Acabamos la visita a Segovia paseando por las calles de la judería y viendo el Acueducto desde la altura para poder sacar muchas más fotos desde otra perspectiva que la que habíamos tenido al llegar a la ciudad.



Abandonamos Segovia pero no para irnos muy lejos, 8 km más nos separaban de nuestra siguiente parada, la Granja de San Ildefonso. Otro palacio real que no pudimos visitar porque era lunes y estaba cerrado, pero sí que disfrutamos de sus famosos jardines. Los jardines fueron el antojo de Felipe V, que no quería ser menos que su abuelo Luis XIV y quiso imitar la grandiosidad de Versalles. Están muy bien conservados y son una clara muestra de la ostentación de la que hacían gala los Borbones: acumulación de fuentes, estatuas de mármol blanco y jarrones del s. XVIII. Lástima que las fuentes solo las encienden en contadas ocasiones y apagadas no resultan tan llamativas.




Con esta entrada damos por abierta la nueva sección, ahora sólo falta disponer de tiempo para seguir recorriendo ciudades del viejo continente.

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