Hace
aproximadamente un mes que compramos nuestros billetes de regreso a España pero queríamos guardar bajo llave
el secreto porque nuestro objetivo era dejar con cara de póker a nuestros
familiares y amigos cuando nos vieran aparecer por sorpresa. ¡Objetivo
conseguido!, ellos también se tragaron la bola de que seguíamos haciendo camas
en Fort Bragg.
Los
motivos y sentimientos de la vuelta a la realidad los dejamos para próximos
post porque antes tenemos que poneros al día de cómo pasamos nuestros últimos
días en EE.UU.
Teníamos
claras dos cosas, la primera que nuestro vuelo salía desde Las Vegas el día 11 de septiembre, por lo que llegaríamos a Barcelona justo 11 meses después de
comenzar esta aventura, así que queríamos pasar nuestros dos últimos días
living Las Vegas a tope. Y la segunda,
que antes de despedirnos de este gran país queríamos volver a San Francisco.
Aquí es
donde entra en juego la familia de la que os hablamos en el post pasado.
Durante los desayunos en el Weller House
Inn conocimos a Denis, Olivia y Natalie, padres e hija respectivamente, que
habían venido a pasar un par de días de relax aprovechando que Natalie estaba
de visita, ya que vive en París con su novio. Nos caímos bien desde el primer
momento, eran sencillamente encantadores. Les comentamos nuestros planes de
viaje y nos ofrecieron alojarnos en su casa en San Francisco. El resultado
no pudo ser mejor, pasamos tres días geniales en su compañía y nos ayudaron a
descubrir nuevas zonas de la ciudad.
El mismo
día que llegamos, Natalie nos dejó en el barrio de Misiones y tuvimos la oportunidad de conocerlo un poquito mejor.
Resulta que la calle Dolores es una
de las más cool de la ciudad, repleta de restaurantes con encanto y bares de
copas. Muy recomendable. Además, volvimos a uno de nuestros barrios favoritos,
el Castro, donde nos topamos con una
situación graciosa…resulta que justo en ese momento había salido un arcoíris
grandioso y todos los gays estaban emocionadísimos fotografiándolo con sus
smart phones.
Al día
siguiente de llegar, Denis y Olivia nos llevaron a Lincoln Park, donde hicimos una agradable caminata con vistas
estupendas de la ciudad y del Golden Gate.
Llegamos hasta el museo Legion of Honor
que es realmente bonito por fuera aunque no nos detuvimos a mirar las
exposiciones.
Seguimos
la ruta pasando por el Golden Gate Park
y nos detuvimos para tirar fotos al molino y Olivia tuvo la genial idea de
entrar al museo de Young, ubicado en
el mismo parque, en el que puedes subir en ascensor gratis hasta la última
planta y tienes una vista panorámica de toda la ciudad.
De ahí
nos dejaron en Haigh Ashbury, o sea
el barrio hippy y comenzó un nuevo día maratoniano con largas caminadas, aunque básicamente
repetimos la zona de Union Square y Market St. porque queríamos ir de
compras después de 11 meses sin estrenar ropa y estar un poco presentables a la
vuelta. Para cerrar el día con buen sabor de boca decidimos que no podíamos
dejar USA sin comernos una auténtica
hamburguesa acompañada con sus patatas fritas y aros de cebolla; fue buena pero
acabamos empachados…una vez al año no hace daño.
Al día
siguiente, Denis y Natalie nos llevaron al mirador de Twin Peaks, de nuevo una vista genial del Golden Gate y del resto de la ciudad de las cuestas. Como estábamos
en racha con el tiempo, tres días soleados seguidos, decidimos dedicar nuestro
tercer día en San Francisco a caminar
junto al mar, es decir, pateamos todo Marina
Green hasta llegar al Ferry Building
y pasando de nuevo por Pier 39, que
siempre es entretenido de ver. Para no
perder el ritmo, seguimos caminado hasta la zona centro para seguir curioseando
en las tiendas. Un nuevo día agotador pero que nos sirvió para despedirnos de
esta ciudad que tanto nos ha gustado. Es
única en EUA y creemos que en el mundo. El sol no quisó ser menos y quiso
formar parte de nuestra despedida.
El
último día fue más relajado. Teníamos un vuelo desde San Francisco a Las Vegas
a las 4pm, así que dedicamos la mañana a preparar las mochilas, a deshacernos
de ropa vieja y, sobretodo, a disfrutar de la compañía de Olivia, Denis y
Natalie. Dejamos San Francisco con
buen sabor de boca, en concreto, con la deliciosa comida que prepararon Denis y
Olivia, puré de calabaza y pollo saltado con ají peruano, ¡para chuparse los
dedos! Muchas gracias por todo familia; ojalá nos volvamos a ver…quien sabe si
en Europa.
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