Marchábamos
de San Francisco, pero no podíamos hacerlo sin antes atravesar su mayor
exponente turístico, el Golden Gate.
Si cruzas el puente en coche para entrar a la ciudad tienes que pagar 6$, al
hacerlo en dirección contraria nos salió gratis.
Tuvimos
muchísima suerte, nos tocó un día despejado y soleado. Más de uno nos había
contado que había llegado al famoso puente y tan siquiera lo había podido ver
porque estaba totalmente cubierto por la niebla. En realidad es lo que suele
ocurrir así que nosotros podemos darnos por satisfechos.
Nada
más cruzar el puente a mano derecha hay un desvío para parar en un mirador.
Nosotros llegamos a eso de las 9:30 am y ya estaba el parking a reventar, así
que recomendamos madrugar porque si no te toca hacer cola. Este punto está muy
concurrido porque si el tiempo acompaña consigues unas vistas fabulosas de la
ciudad desde la otra orilla y, obviamente, también del Golden Gate.
Siguiendo
la carretera se llega a Sausalito, un
pueblo turístico pero con encanto. Tiene un bonito embarcadero y muchas tiendas
caras y restaurantes. Lo cierto es que lo vimos de pasada porque Chris no quiso
parar.
Así
que continuamos por la carretera 101 que nos debía llevar a nuestro destino
final, Fort Bragg. Allí nos
separaríamos del que había sido nuestro compañero de viaje durante exactamente
un mes porque nosotros nos habíamos comprometido con un nuevo voluntariado en
un hotel.
La
parte más interesante es a partir de la salida por la carretera 128, una
estrecha carretera que atraviesa los frondosos bosques de redwoods, o sea de secuoyas
gigantes. Nosotros los descubrimos por casualidad pero fue una verdadera suerte
disfrutar de los árboles más grandes del mundo sin pagar ni un solo dólar.
La
distancia que separa San Francisco de
Fort Bragg es de unas tres horas en
coche pero nosotros le dedicamos mucho más porque el camino es uno de los más
interesantes que hemos hecho en EE.UU.
El atractivo reside en que atraviesa la zona de viñedos californianos,
donde se producen algunos de los vinos más cotizados a nivel mundial.
Nosotros
paramos en tres bodegas pero por la misma carretera encuentras más de una
decena y en todas ellas ofrecen degustación gratuita. Chris no pudo disfrutar
de los vinos, lo primero porque conducía y lo segundo porque es menor de edad,
pero Jordi y yo nos pegamos un festín. Tenemos que destacar los vinos del
viñedo Navarro, deliciosos aunque
bastante caros, la botella más barata a partir de 15$.
Después
de la cata de vinos paramos en Mendocino,
que es el pueblo más importante de la zona. Nos lo habían descrito como una
población donde parece que el tiempo se hubiera detenido en los años 50.
Básicamente es un lugar turístico, no hay nada salvo casas, tiendas de
souvenirs, hoteles y por supuesto la playa. Un lugar muy agradable para pasar
un par de días y desconectar del mundo.
Y
finalmente llegamos a Fort Bragg.
Chris nos dejó en la puerta del Weller
House Inn, o sea, el hotel que será nuestra casa durante al menos 15 días.
Él seguía camino hacia el norte hasta llegar a Vancouver, ¡le deseamos suerte en el futuro!
4 comentarios:
Hola guapíssims!!!!
Veiem que seguiu igual de bé o més.
Després de l'estiu (aqui ja fa fred. Avui a Vic 9ºC) hem tornat a posar-nos al dia de les vostres incursions als EEUU. Gairebé podriem dir que és com si féssim el viatge amb vosaltres.
Per aquí tot marxa amb normalitat, i per cert ha costat una mica posar-nos al dia del vostre viatge, la cosa s'havia anat atrassant.
I... ja està bé que treballeu una miqueta que s'us podria oblidar el que és treballar.
Apa, a disfrutar i que tot us seguiexi anant tan bé com fins ara.
Des de Vic, molt petons de nosaltres quatre, i segur que dels avis també.
Aixi que us heu perdut tota l'aventura per uSA?? ja us podeu posar al dia que us la preguntarem ciutat per ciutat!!
Em sembla que això del treballar es com anar amb bici, que no s'oblida mai.
Us tornem els petons desde la freda california, aqui no tot són platges.
¡POR FIN PARÁIS UN POQUITO! Hasta yo me he cansado de tanto ajetreo. Preciosa San Francisco y alrededores. Lástima que nos pìlle un poco lejos... Algún día igual mando a Alicia a aprender inglés a California y con la excusa vamos a visitarla. ¡Mucha suerte en vuestro nuevo destino!
No sé a quién le hará más ilusión lo del curso de inglés en California si a Alicia o sus papis para tener una excusa para viajar! jajajaja.
Besos a la family!
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