lunes, 12 de marzo de 2012

Las minas de Potosí


Mineros con los que hablamos
Después del Salar de Uyuni cogimos el primer bus que pudimos hacia Potosí, nuestro siguiente destino. No quisimos alargar nuestra estancia en Uyuni porque, una vez visitado el salar, no hay nada que hacer allí.

Nos habían hablado mucho de los buses de Bolivia, pero no nos lo creíamos hasta que lo sufrimos en nuestras propias carnes. Éste era el bus.


así son las carreteras, así van...
Como veis era pequeño, como mucho 20-22 personas, no os mentimos si decimos que había 35. Gente de pie en el pasillo, sentada encima de paquetes, o incluso delante con los conductores. El equipaje, se ve en la foto, va arriba y no va atado a nada. Tuvimos que parar una vez porque se cayó la caja de un pasajero y otra vez más a poner una lona porque empezaba a llover. Además hubo como una especie de revolución dentro del bus cuando en una de las paradas los pasajeros vieron que los 3 conductores aprovechaban la parada para comprar cervezas, al final entendieron que no éramos simples animales y que había vidas en juego. Llegamos a Potosí sin ningún otro percance.



Potosí es la ciudad situada a más altitud del mundo, a 4.060 m.s.n.m. Habíamos escuchado muchas historias sobre esta ciudad, mayoritariamente sobre el terrible mal de altura sufrido por gran parte de los turistas que la visitan. A nosotros no nos afectó, probablemente porque veníamos del tour de 4 días, durante el cual tuvimos que dormir en lugares situados a más altitud que Potosí. Aunque no podemos negar que sí que notas que tu cuerpo no responde como siempre, porque al caminar por las empinadas calles de la ciudad notábamos que nos faltaba el aire. Por suerte no tuvimos más síntomas, ni dolor de cabeza, ni vómitos, ni diarrea.

Bancos inclinados por las pendientes
Potosí tiene un centro histórico lindo, plagado de iglesias y construcciones coloniales. Pero no se puede hablar de Potosí sin hablar de su historia y, para ello, hay que empezar por nuestros antepasados, los colonizadores españoles que comenzaron a explotar el famoso Cerro Rico, extrayendo la plata que dio fama mundial a Potosí, convirtiéndola en la ciudad más importante y más poblada del s. XVIII, y que nutrió las arcas de la Corona y de los piratas que asaltaban a los barcos españoles en su camino desde las costas de Brasil y de Chile hasta Cádiz.



Potosí fue fundada en 1545 y, a lo largo de tres signos los colonizadores españoles se dedicaron a la explotación de minas en el Cerro Rico utilizando a la población indígena para ello, junto con esclavos africanos que apenas duraban unos meses debido a su incapacidad para adaptarse a las condiciones climáticas de Potosí, la altitud sumada a las bajísimas temperaturas. No creemos que sea necesario explicar las terribles condiciones laborales que tenían que sufrir los trabajadores-esclavos de las minas.


Para aprender un poco más sobre la historia de Potosí, visitamos la Casa Nacional de la Moneda, construida entre 1753 y 1773 para fabricar las monedas de todas las colonias españolas y de la misma España. El edificio es bellísimo y actualmente funciona como museo. Lo mejor es que conserva la maquinaria  utilizada para la fabricación de las monedas y también algunas de las monedas originales fabricadas durante las distintas etapas de la Colonia. En realidad, existieron tres monedas diferentes ya que cada vez que había un cambio de Rey, éste introducía algún cambio en la moneda anterior existente. Lo sentimos pero no tenemos ni una sola foto de la Casa Nacional de la Moneda, ya que para poder utilizar la cámara tenías que pagar un extra de 20 bolivianos y seguimos con nuestra política de ajustar los gastos.

Patio de la Casa de la moneda
Si quieres tener una buena visión de la actual Potosí no puede faltar una visita a las minas del Cerro Rico. Es obvio que la extracción actual de minerales no se puede comparar a la existente durante la época de la colonia. Los minerales han disminuido muchísimo y la plata es muy escasa, pero la vida y sustento de esta ciudad sigue girando en torno a la minería.

Hay decenas de agencias que venden una visita a alguna de las minas del Cerro Rico. Todas te presentan un plan y coste similar, un recorrido de 4 horas que parte de la agencia y tiene una primera parada en el mercado minero para comprar algún obsequio para los mineros, básicamente una bolsa de hojas de coca y algún refresco. Después haces una parada para poder sacar una foto del famoso cerro y una panorámica de la ciudad. De ahí vas hasta la mina en cuestión y pasas unas 3 horas adentro, durante las cuales puedes entablar conversación con los mineros. 

Las guías de viaje, entre ellas la famosa Lonely Planet que llevamos nosotros, fomentan algunos tópicos existentes sobre las minas de Potosí y los mineros. Por ejemplo, afirman que una vez que entran a trabajar en las minas, los mineros no viven más de 10 o a lo sumo 15 años. También exageran bastante acerca del riesgo que representa para los turistas la visita a éstas.

Cerro Rico


Creo que tuvimos suerte al escoger la agencia. Entramos en ella por pura casualidad, porque el letrero de fuera ponía “Tourism Information” y pensábamos que era el punto de información turística de la ciudad. La agencia se llama Big Deal Tours y está regentada por cuatro auténticos ex-mineros. Decimos “auténticos” porque después nos enteramos que la mayoría de las agencias venden la moto de que sus guías son ex-mineros para captar la atención de los turistas. Los cuatro dueños de Big Deal Tours antes trabajaban para la agencia más reconocida de Potosí, “Koala Tours” (que también tiene un hostel y restaurante en la ciudad), pero después del paso del tiempo se dieron cuenta de que tan solo los explotaba por su atractivo como ex-mineros. De hecho, en la Lonely Planet aparecen los nombres de algunos de ellos como guías de Koala Tours. Al grano, lo bueno de que te lleven ellos es que realmente saben de lo que hablan y lo viven de corazón, porque no solo ellos han trabajado en las minas, sino también sus padres y hermanos.


No vamos a mentir, teníamos un poco de miedo por entrar a la mina por todo lo que habíamos leído y escuchado. Lo primero que tenéis que saber es que actualmente las minas son cooperativas, es decir, pertenecen a sus trabajadores. Con ello queremos dejar una cosa clara, ellos escogen las condiciones en las que trabajan y no están sometidos a ningún jefe esclavizador como antaño.


Fuimos a una de las minas con más historia del Cerro Rico, la mina Rosario, que también nos dijeron que es una de las más grandes que hay. No sabemos si por suerte o no, hicimos el tour el primer viernes del mes y por la tarde. El primer y último viernes de cada mes, los mineros, o ministros como les gusta llamarse a sí mismos, festejan el día bebiendo desde que acaban su jornada. Vaya, que no los pudimos ver en plena acción pero el lado bueno es que tuvimos la oportunidad de sentarnos durante más de 1 hora con un grupo de cinco y hablar sobre ellos y su trabajo.


Los mineros están realmente orgullosos de lo que hacen y dicen que el mejor minero no es el más fuerte o el más trabajador, sino el que tiene mejor sentido del humor, el que siempre es positivo. Lo entendemos, si no es por la actitud es imposible soportar las condiciones laborales bajo las que trabajan. La mina es terrible y realmente sus herramientas son totalmente precarias, da la sensación de que no se hubieran modernizado ni un ápice desde la época de la colonia.


Otra cosa a destacar es lo supersticiosos que pueden llegar a ser. Fuera de la mina son fervientes cristianos, adorando a vírgenes y santos, pero dentro de ella solo existe una creencia, la de la Pachamama y el Tío. La Pachamama es la madre tierra y el Tío el demonio y amo de las minas. Por ello, antes de beber tienen que arrojar un poco de su bebida a la tierra como ofrenda a la Pachamama, porque de ella dependerá su fortuna a la hora de encontrar minerales. Al igual que tienen que visitar diariamente al Tío, cuya representación está en algún rincón de la mina, y ofrecerle cigarros, coca y alcohol, ya que es el que les protege dentro de la mina. Una curiosidad es que las mujeres no pueden trabajar dentro de la mina porque les traería mala suerte, ya que la Pachamama es una mujer y se pone celosa si entra otra mujer en su mundo, por lo que castigaría a los mineros dejándolos sin minerales.

Nuestro guía y el "Tío"
Nosotros participamos de todos sus rituales. Compartimos con ellos su bebida, un alcohol puro de más de 90º que rebajan con agua, y masticamos coca hasta que nos dolieron los papos de la cantidad que teníamos dentro. Los mineros son muy amables y muy respetuosos. Entre ellos se rigen por una jerarquía basada en su edad, los más mayores y con más antigüedad en las minas merecen todo el respeto del resto. Por ejemplo, el más jovenzuelo del grupo tenía que servir la bebida a sus compañeros, comenzando por el más mayor, y sirviéndose él el último. 



Una leyenda urbana a desmentir, lo de la muerte a partir de los 15 años de trabajar en las minas. Nosotros estuvimos con mineros que llevaban hasta 26 años dentro. La Lonely Planet también asegura que los mineros ganan una miseria, bien, es otra mentira como una catedral. Si muchos deciden seguir en este trabajo que les destrozará prematuramente los pulmones y la salud es porque ganan bastante más que siendo electricistas o conductores. Al ser una cooperativa, los mineros trabajan para sí mismos y sus ganancias dependen de la cantidad de minerales que extraigan. Si son afortunados pueden ser millonarios.


Hay dos cosas buenas que queremos destacar de la agencia Big Deal Tours: donan un 15% del costo de la visita a los mineros y tienen un proyecto para sacar a los menores de edad de las minas. Sí, es verdad, se ve que hay niños de hasta menos de 13 años que ya trabajan en las minas. Obvio que la culpa es de sus padres que, pensamos que por una mezcla de incultura y tradición, les llevan con ellos al trabajo. Los guías-ex mineros creen que no es lugar para niños, ya que ellos mismos entraron a trabajar a los 10 años de edad y saben de lo que se hablan. Por eso quieren educar a esos críos para convertirse en futuros guías turísticos. Ojalá que la buena voluntad de esta agencia se mantenga y los dueños no se conviertan en sus antiguos jefes.

Os recomendamos la película-documental “The Devil’s Miner” (El minero del diablo), rodada en las minas del Cerro Rico y donde aparecen dos de los mineros con los que estuvimos hablando.

Los días restantes nos entretuvimos, entre otras cosas, paseando por el mercado central, donde se pueden encontrar cosas tan curiosas como veréis en las fotos. 




Después de dos días y tres noches en Potosí, marchamos hasta el que será nuestro próximo destino durante las siguientes dos semanas. Vamos a hacer un nuevo workaway, esta vez un poco diferente creemos, ya que estaremos trabajando en una hacienda próxima a Sucre. Os iremos informando en próximos posts!

3 comentarios:

ALBERTO dijo...

Tamara, seguiros en este viaje es una increíble lección de geografía e historia. En el comentario sobre Potosí te has superado a ti misma. Me has dejado sin palabras ¡UNA MARAVILLA! Además, felicitaros por vuestra valentía, porque creo que yo no me hubiera metido en esas condiciones en Bolivia (el momento cervezas-conductores pone los pelos de punta)o en la mina ni en mis tiempos jóvenes más audaces.
Seguid disfrutando pero con cuidadín.
P.S. El Madrid se clasificó ayer para cuartos de Champions y el Barça sigue a 10 puntos en Liga.

ALBERTO dijo...

Me acabo de dar cuenta de que en el lateral del "autocar de lujo" pone: ELEGANCIA SEGURIDAD.
¡QUÉ CACHONDOS!

Jordi - Tamara dijo...

Sí, en este país coger un bus es toda una odisea pero éste es el peor en el que hemos ido (hasta el momento y que dure...) Tenemos otra aventurilla con buses que explicar en próximos post.

Da muchos recuerdos y ánimos a mi tía y prima. Besos para todos.