Seguimos
en Fort Bragg y sin grandes
novedades. Los últimos días hemos estado un poco más atareados porque la señora
de la limpieza ha marchado de vacaciones y nos hemos convertido en sus
substitutos oficiales. Ya podréis deducir que hacer camas, limpiar baños y
fregar suelos no es muy emocionante pero algo bueno tenía que comportar el
trabajo sucio…¡las propinas! Hemos descubierto que más de uno deja unos dólares
encima de la cama al marchar y otros te los dan por ayudarles a cargar las
maletas. Así que con el dinerillo extra hemos probado un par de restaurantes
del pueblo y alguna que otra cerveza.
Otra
cosa buena de trabajar en un hotel es el trato con los huéspedes. Lo mejor de
la semana ha sido conocer a una familia mitad peruana, mitad americana que nos
encantó. Pero de Denis, Olivia y Natalie os hablaremos en el próximo post, de
momento os dejamos con la intriga.
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