En
cuatro palabras, “la pequeña New York”. Tiene su quinta avenida con tiendas
caras, su Times Square, el barrio chino e incluso su flatiron building. Más o
menos lo mismo pero todo más recogido.
Se
puede recorrer la ciudad andando aunque al final acabas agotado. Es una ciudad
que sin tener nada especial te absorbe, no sabemos si es su multiculturalidad o
la tranquilidad que transmite a pesar de ser una gran ciudad. También es verdad
que Toronto, al igual que lo que llevamos visto de Canadá, más que un país para
recorrer con las mochilas es el país ideal para vivir. Toronto no tiene nada
histórico que visitar, ni ningún parque alucinante, lo que más destaca es su
vista (skyline) desde el otro lado de lago Ontario, o sea desde las Toronto
Islands, con la CN Tower por encima del resto de edificios.
Llegamos
a Toronto otra vez gracias a Jairo, nuestro ángel de la guarda canadiense.
Tenía una reunión en la ciudad y nos vino de perlas. Los tres días en la ciudad
los pasamos de couchsurfing en el downtown, vaya en el mismito centro.
La
vidilla de Toronto también está bastante bien, al menos en estos meses de
verano. Cada día hay conciertos gratis en la plaza que es la copia de Times
Square, sea día o noche hay algo para elegir. Nosotros el viernes descubrimos
un grupo que nos encantó, The Bright Light Social Hour, por si a alguien le
apetece echarle un vistazo por youtube.
Por motivos de ahorro nos saltamos la entrada a la famosa CN Tower, 40$ nos parece un robo a mano armada, ¡hasta subir al Empire State es más barato! También por lo mismo solo visitamos la Casa Loma desde fuera, aunque por lo que hemos visto en la web tampoco nos hemos perdido mucho.
Entre
los tres días recorrimos lo más importante de Toronto, fuimos con un ferry a
las Toronto Islands desde, como hemos dicho antes, se consiguen las mejores
vistas de la ciudad; pateamos China Town y Little Italy, que de italiano ya no
tiene nada; visitamos los estadios de los Blue Jays, el equipo de beisbol y el
de los Toronto Raptors, los de la NBA. No nos podíamos perder St. Lawrence’s
Market, el mercado que nos recordó a la Boquería de Barcelona, todo lleno de
productos gourmet. Tampoco podía faltar el paseo por el barrio gay, que lo
teníamos al lado de casa y que, como suele pasar con los barrios gays, está
lleno de negocios con encanto. A parte de eso, pateamos, andamos y caminamos
hasta aburrirnos, principalmente por Yonge, Bay, University Av., Queen, King y
Union, con estas calles tienes el donwtown completo.
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